Científicos británicos y estadounidenses insertaron los genes de anticuerpos humanos o toxinas de escorpión en un hongo llamado Metarhizium anisopliae, que infecta a los mosquitos.
El equipo halló que ciertas combinaciones de ellos lograron detener el desarrollo de parásitos causantes de malaria en los mosquitos. En un artículo publicado en la revista Science, los investigadores señalaron que el enfoque podría convertirse en una forma ambientalmente viable de combatir la malaria, y también podría emplearse para controlar otras condiciones transmitidas por gérmenes como la fiebre del dengue o la enfermedad de Lyme.
"Aunque aquí se aplicó para combatir la malaria, nuestro enfoque con hongo transgénico es muy flexible y permite diseñar y administrar productos genéticos personalizados para casi cualquier antrópodo portador de enfermedad", dijo Raymond St. Leger, profesor de entomología de la University of Maryland, que dirigió el estudio.
La infección por parásitos causantes de malaria genera alrededor de 240 millones de casos de la enfermedad en todo el mundo cada año y causa la muerte de más de 850.000 personas, muchos de ellos niños, según la Organización Mundial de la Salud. La mayoría de los casos de malaria se producen en Africa subsahariana, pero la condición afecta a personas de más de 100 países en el mundo.
Tratar los mosquiteros y casas con insecticidas es una de las principales estrategias de prevención, pero los mosquitos pueden desarrollar resistencia a esos insecticidas, lo que vuelve ineficaz a la herramienta preventiva. "Los mosquitos tienen una increíble capacidad de evolucionar y adaptarse, por lo que no habría una solución permanente", dijo St. Leger.
No obstante, el experto añadió que los resultados de este estudio sugieren que hacer que los mosquitos transmisores de malaria porten el hongo genéticamente modificado podría reducir drásticamente la transmisión de la enfermedad a los humanos y brindar un biopesticida efectivo durante algunas décadas.
El equipo de la Escuela de Salud Pública de Johns Hopkins en Estados Unidos y la británica University of Westminster comparó tres grupos de mosquitos que habían sido infectados con parásitos de la malaria y halló que, comparado con otros tratamientos, colocar el hongo transgénico en los mosquitos reducía significativamente el desarrollo del parásito.
El parásito de la malaria se halló en las glándulas salivales del 25 por ciento de los mosquitos portadores del hongo transgénico, comparado con el 87 por ciento de aquellos con una cepa sin modificar del hongo y el 4 por ciento de los insectos a los que no se roció con ningún hongo. "Ahora que demostramos la efectividad de este enfoque (...) nuestro principal objetivo es llevar esta tecnología al campo de los ensayos en Africa lo antes posible"
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