ANTENA
DE TELEFONIA
¿PELIGROSA?
Fumar
produce cáncer. Lo dice la Organización Mundial de la Salud,
avalada por cientos de estudios científicos que coinciden en señalar
la existencia de una relación causa-efecto entre los elementos
tóxicos de la combustión de un cigarrillo y la aparición de
tumores malignos. Sin embargo, eso no evita que muchos padres esperen
a sus hijos a la salida del colegio cigarrillo en mano. Puede que
alguno de ellos haya decidido encerrarse en el mismo colegio para
protestar por la instalación de una antena de telefonía móvil
cerca de las instalaciones educativas. Es lo que ha pasado en
Ponferrada, que estos días ha tomado el relevo de otras poblaciones
donde también se han vivido protestas similares, como sucedió en
Canarias hace unpar de años.
Lo
más curioso es que no existen evidencias científicas que respalden
la hipótesis de que
las
radiaciones electromagnéticas de la telefonía móvil produce
cáncer. ¿Por qué entonces existe ese miedo las dichosas antenas?
Básicamente porque el ciudadano español medio no tiene ni idea de
qué es el electromagnetismo y cómo funciona. Y porque tampoco
conoce la diferencia que hay entre correlación y causa-efecto. Este
miedo, en nuestro país, se remonta una década atrás, cuando un
grupo de padres de alumnos del colegio García Quintana de Valladolid
denunciaron, con el apoyo de varias asociaciones ecologistas, que
desde la instalación de un repetidor de telefonía móvil se estaban
produciendo varios casos de leucemia y tumores entre la población
infantil. El caso rápidamente se propagó en los medios de
comunicación y adquirió un carácter mediático. ¿La telefonía
móvil era realmente la causante de aquellos cánceres? Existía una
correlación: cada vez más gente tenía un móvil en el bolsillo y,
paralelamente, se habían multiplicado los casos de enfermedades
tumorales. Pero esa correlación podría aplicarse prácticamente a
cualquier cosa, desde el incremento del tráfico rodado a la
disminución de los estrenos teatrales. Lo que se necesitaba era
determinar si existía una relación causa-efecto.
A
partir de ahí se encargó un informe epidemiológico que determinara
si existía una evidencia científica entre la radiación
electromagnética de la telefonía móvil y el aumento del número de
cánceres registrados. Por desgracia, las conclusiones de este
informe -que se puede descargar aquí- no tuvieron la misma presencia
mediática que el revuelo que provocaron las protestas previas. En
resumen, dicho estudio concluyó que“No
se ha podido demostrar una causa del conglomerado de casos de
cáncer infantil en el colegio García Quintana, habiéndose
rechazado específicamente la hipótesis causal de atribución al
campo electromagnético producido por las estaciones de telefonía
ubicadas en el edificio López Gómez 5, situado en las proximidades
del colegio”.
Y
señalaba además que“Todas
las mediciones de campo, realizadas por diferentes instituciones y
organismos durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de
2001, se encuentran por debajo de los límites de seguridad más
restrictivos, en varios órdenes de magnitud”.
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