Se trata de la primera vez que la comunidad española participa en algo de este estilo, y es la cuarta ocasión en la que se detecta una señal de onda gravitacional producida por la fusión de dos agujeros negros.
Son ondas en el espacio tiempo que fueron emitidas al final de la fusión de dos agujeros negros con masas de 31 y 25 veces la del sol y se ubicaron a unos 1.800 millones de años luz de distancia.
El nuevo agujero negro giratorio producido por esa unión tiene cerca de 53 veces la masa de nuestro sol, lo que significa que unas tres masas solares fueron convertidas en energía gravitatoria durante la fusión.
La científica ha deseado además que "la observación de la señal por el detector Virgo sea un acicate para redoblar los esfuerzos para desarrollar un detector europeo de ondas gravitacionales de tercera generación". Por su parte, Sascha Husa, miembro del grupo de la UIB que ha participado desde el inicio en la detección de las ondas, ha explicado que los modelos se comparan con los datos registrados por los detectores Ligo y Virgo, y "son necesarios para identificar las fuentes de las señales, por ejemplo, si son agujeros negros o estrellas de neutrones, o para determinar sus masas".
Tras este descubrimiento, los científicos afirman que tienen un intenso y largo año por delante.
Esperan detectar varias señales al mes, lo que requerirá desarrollar modelos mucho más precisos de la señal de onda gravitacional para extraer toda la información.
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