El
planeta más grande del Sistema Solar ejerce una influencia sobre la
órbita de la Tierra que se repetiría más allá de nuestro mundo.
Un grupo de astrónomos
han comprobado que Júpiter (el planeta más grande del Sistema
Solar) influye en la órbita de nuestro planeta, y también en la de
otros planetas fuera del Sistema Solar.
Este estudio ayudará
a comprender mejor como funciona el Sistema Solar y a poder prever
con más exactitud qué exoplanetas pueden albergar vida. Además,
los investigadores sostienen que sus estudios van en contra de la
hipótesis de la Tierra rara (las condiciones en nuestro planeta
serían tan inusuales que resulta muy poco probable que haya vida en
otros cuerpos celestes).
En este modelo,
Jonathan Horner y su equipo variaron la órbita de Júpiter y
mantuvieron constantes las trayectorias iniciales de los otros
planetas para demostrar cómo los cambios sutiles en la arquitectura
del Sistema Solar redistribuyen la cantidad de luz y radiación que
reciben.
Las herramientas
actuales no son suficientemente potentes para conocer con exactitud
la ubicación de los exoplanetas, pero este trabajo ya se puede
vincular con modelos climáticos existentes y en desarrollo con
vistas a determinar si es factible predecir las variaciones del clima
exoplanetario a partir del conocimiento sobre sus órbitas.
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