dilluns, 25 de febrer del 2019

Los animales perciben campos eléctricos.

Un estudio reciente del equipo de Daniel Robert de la Universidad de Bristol muestra un sentido de las abejas sorprendente: son capaces de distinguir los campos eléctricos de las flores.

Este hecho no es el único que se ha hallado en animales, de hecho no es algo raro en la naturaleza, puesto que ya se había comprobado que los tiburones utilizan este sentido para detectar contracciones musculares en animales escondidos debajo de la tierra. También se piensa que algunas aves son capaces de orientarse durante largos trayectos y periodos de tiempo sintiendo el campo eléctrico terrestre.

Si frotamos un globo contra un jersey, éste queda cargado eléctricamente y puede atraer a otras partículas pequeñas de carga neutra. De igual manera se sabe que las abejas están cargadas eléctricamente con carga positiva gracias al rápido movimiento de sus alas, permitiéndole recoger el polen de la flor cargada negativamente gracias a la electricidad estática, al igual que el pelo de un ser humano es atraído por la pantalla de un televisor antiguo


Hay mucha información detrás de este proceso, porque cuando la abeja aterriza en una flor, ésta adquiere parte de la carga positiva de la abeja y permanece ligeramente cargada durante un tiempo que oscila entre minutos y horas. Esto deja una huella temporal en la flor que indica una visita, por lo que las flores con más néctar y más visitadas tendrán una carga eléctrica superior a las flores menos visitadas. Las abejas poseen la capacidad de distinguir estas cargas eléctricas y seleccionar en pleno vuelo las mejores flores.

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