Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris física cuántica. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris física cuántica. Mostrar tots els missatges

dissabte, 16 de gener del 2016

La teoría de cuerdas, ¿Ciencia o pseudociencia?

Me parece muy interesante compartir este artículo con vosotros ya que trata uno de los problemas más importantes de la física de hoy, la unificación de la teoría de la relatividad y de la física cuántica.
La relatividad, por un lado, explica con éxito la fuerza gravitatoria mientras que la física cuántica explica el resto de fuerzas de la naturaleza: la fuerza nuclear débil, la fuerza nuclear fuerte y el electromagnetismo.                
La teoría de cuerdas es uno de los modelos teóricos que unifican ambas teorías y que podría ser un modelo estándar de explicación del universo aunque el problema es que actualmente ha sido imposible demostrar su validez.
                
A continuación os paso el artículo y debajo el enlace por si queréis leerlo en la web donde se encuentra directamente:
                                                                          
El gran problema de la ciencia moderna desde mediados del siglo XX ha sido cómo dar coherencia a las dos grandes teorías vigentes y aparentemente incompatibles que explican el universo: la Relatividad, que describe los objetos más grandes del cosmos, y la mecánica cuántica, que explica el mundo sub-atómico.
Mientras que la teoría de la relatividad describe el funcionamiento de la gravedad, la mecánica cuántica hace coherentes las fuerzas electromagnéticas, nuclear débil y nuclear fuerte. Pero no sabe qué hacer con la fuerza gravitatoria. Le sobra.
Si se realiza una regresión en la historia de nuestro universo, aproximándose paulatinamente al momento del Big Bang, es decir, si se imagina un proceso de implosión donde el tamaño se contrae, las distancias se acortan y aumenta la temperatura, se llegaría a un punto donde las influencias de ambas teorías se encontrarían una frente a la otra, provocando la gran debacle. Sería como tener dos códigos de circulación completamente diferentes para un mismo territorio. Aunque esto es algo que ya ocurre en las situaciones más extremas de la cosmología, como el estudio de los agujeros negros.
Es indispensable, por lo tanto, crear un código común. El modelo estándar de la física tiene diferentes alternativas. Una de ellas es la teoría de cuerdas, que muchos consideran la mejor candidata a ser la teoría del Todo, aquella que ha de superar las contradicciones entre física cuántica y Relatividad.
Según la teoría de cuerdas, la base de la materia no son las partículas, sino unos filamentos muchísimo más pequeños que vibran de diferentes maneras. Cada una de esas vibraciones será la clave para que aparezca una partícula determinada.
En términos sencillos, se puede resumir el dilema como sigue: el modelo estándar de la física, al describir la realidad más elemental mediante partículas y sus incesantes interacciones, se topa con un mundo inestable, desequilibrado e incoherente; al transformar dichas partículas en cuerdas, el mundo sub-atómico mantiene la vibración de que hace gala en los experimentos, pero ya no hay inestabilidad, sino una superficie más tranquila formada por hilos vibratorios donde la fuerza de la gravedad también encuentra su sitio.
Unas ecuaciones de Euler, uno de los grandes matemáticos del s. XVIII, fueron el punto de partida para el nacimiento de la teoría de cuerdas: en 1968, el físico italiano Gabriele Veneziano descubrió que aquella fórmula, que hasta entonces se había considerado una curiosidad matemática, describía la fuerza nuclear fuerte descubierta unos decenios atrás.
Posteriormente, el estadounidense Leonard Susskind pudo ir más allá y propuso que la ecuación de Euler hacía referencia a “algo” vibrante que se comportaba como un hilo elástico que se estiraba, se contraía y ondeaba.
Durante algunos años, la teoría de cuerdas no avanzó, debido a que sufría muchas anomalías matemáticas que impedían su concordancia. Había, además, dos grandes problemas al abordar este modelo: uno, exigía la existencia de una partícula sin masa, que se dio en llamar “taquión”, que no sólo era hipotética sino indetectable en cualquier experimento; y dos, hacía falta la existencia de diez dimensiones. Y esto, qué duda cabe, la hacía muy poco atractiva para la ciencia del momento.
Con todo, algunos se empeñaron en resolver aquel entuerto. En 1973, John Schwarz descubrió que la partícula sin masa permitía explicar la fuerza de la gravedad en el terreno cuántico. Se la denominó, así, “gravitón”.
En los años 80, surgieron cinco variantes de la teoría de cuerdas. Esto no habría sido demasiado problemático de no ser por un detalle: todas ellas resultaron ser igual de válidas. Por lo tanto, había que asumir que una de ellas describiría nuestro universo pero, entonces, ¿qué "otros" universos describían las cuatro restantes?
Este fue el gran rompecabezas a resolver durante años hasta que, en 1995, uno de los físicos y matemáticos más relevantes de hoy, Ed Witten, presentó su solución al enigma: no había cinco teorías diferentes, sino que, en realidad, eran cinco enfoques sobre un mismo concepto, como si estuviéramos en una habitación cubierta de espejos que reflejaran el mismo objeto desde diferentes perspectivas.
La solución de Witten se llamó teoría M. Y la teoría M aportaba cambios: el más importante, que existen 11 dimensiones. La dimensión añadida a las diez de las que se venía hablando permitía que las cuerdas se estiraran para formar una especie de membranas, las cuales podrían tener tres o más dimensiones. Con la energía suficiente, alguna de ellas podría alcanzar tamaños tan grandes como para albergar nuestro universo.
Es decir, que podríamos estar viviendo dentro de una membrana, algo así como si estuviéramos en una rebanada sacada de una barra de pan, y cada rebanada de dicha barra sería un universo paralelo. Entonces, la siguiente pregunta sería: ¿estaríamos atrapados o sería posible acceder al resto de rebanadas?
La teoría M cree que la respuesta está en la gravedad. Esta fuerza siempre ha sido un problema para los científicos, debido a que su debilidad es tan manifiesta respecto a las otras fuerzas del universo que tanta diferencia ha traído de cabeza a la ciencia. El nuevo enfoque cambiaba la perspectiva del problema: ¿realmente es tan débil o, sencillamente, aparenta serlo?
La teoría M dice que hay dos formas de cuerdas. Todo lo que forma el universo se compone de cuerdas abiertas, cuyos extremos están adheridos a la membrana tridimensional que lo contiene. Pero también existen unas cuerdas cerradas, y una de sus variedades es el gravitón. Al formar un círculo cerrado, esta cuerda no está atada a la membrana y es libre para escapar hacia las otras dimensiones. Esto diluye la fuerza de la gravedad, haciéndola así parecer más débil que el resto de fuerzas.
La gravedad sería, por tanto, la forma de contacto entre todas las dimensiones existentes. Esta es, por cierto, la idea sobre la que se elaboró el guion de Interstellar, una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos tiempos –precisamente porque todo lo que en ella aparece está justificado por argumentos científicos.
La teoría M ofrece también una explicación al origen del Big Bang. Algunos defensores de la teoría sugieren que no hubo un inicio: el Big Bang sería el resultado de un choque entre dos membranas, y tal acontecimiento no sería único, sino que se repetiría innumerables veces de manera impredecible.
Ahora bien, ¿cómo demostrar la existencia de otras dimensiones y membranas? A pesar de que una gran mayoría la considera pseudocientífica bajo el argumento de que no es falsable, sus defensores afirman que quienes así piensan se equivocan en la interpretación de la falsabilidad.
Desde la perspectiva de la actual física teórica, el cosmólogo Sean Carroll considera que el método científico, tal y como se lo concibe habitualmente, es demasiado simple para que siga siendo válido. El falsacionismo, dice, ha sido malinterpretado. Karl Popper lo postuló como una manera de distinguir la investigación científica de la no científica, pero eso “no significa que aquello para lo que no puedes demostrar una falsedad sea falso”.
Hay teorías que se antojan muy firmes para las cuales aún no han sido desarrollados los métodos de falsación, pero sería una insensatez descartarlas por un motivo que es ajeno a la verdad de la teoría, surgido de la incapacidad temporal de los seres humanos para exponerla experimentalmente.
Es el caso del multiverso o las dimensiones múltiples de que habla la teoría de cuerdas, por ejemplo. “En mi opinión”, dice Carroll, “si le pudieras preguntar a Karl Popper sobre ello, te diría que éstas teorías son perfectamente científicas”.
No parece serio, por tanto, que se dejen de lado tales ideas porque no es posible demostrar empíricamente la existencia del multiverso o porque no se han desarrollado los dispositivos para generar la suficiente energía con que acceder al nivel de las cuerdas.
La idea no es nueva. Ya Albert Einstein sabía de esto, y presumía de no necesitar confirmaciones experimentales para su teoría de la relatividad, en su seguridad de que las matemáticas no se equivocaban. Durante un tiempo se rechazó la relatividad porque se consideraba que no podía ser demostrada empíricamente. Cuando Arthur Eddington ideó la manera de  probar uno de los aspectos de la teoría, la desviación de la luz de las estrellas a causa de la masa solar, aprovechando el eclipse de 1919, los periodistas le preguntaron si estaba nervioso por conocer qué deparaba el experimento. Einstein dijo que en absoluto, pues sabía que el resultado iba a ser inevitablemente positivo.
Con todo, hay aspectos de la teoría de cuerdas que sí podrían ser demostrados en laboratorio. Así, se predice que las cuerdas pueden ser alteradas aplicando una cierta cantidad de energía. Ésta depende del radio de las dimensiones extra; a menor radio, más energía. El escenario más probable requiere aplicar 1019 GeV.
El inconveniente es que la energía máxima que es capaz de producir el ser humano a día de hoy es de unos 104GeV. Ello ocurre en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN donde, año tras año, se descubren estructuras cada vez más elementales de la materia.
Si, por otra parte, las dimensiones extra fuesen más grandes, la teoría prevé, debido a un incremento de la fuerza de gravedad, la aparición de minúsculos agujeros negros que sí podrían ser detectados por el colisionador de hadrones.
También sería posible detectar gravitones. El gran logro para la teoría de cuerdas sería, después de este descubrimiento, observar el momento preciso en que el gravitón, de repente, desaparece. Porque, si la Teoría M es correcta, el gravitón debe desvanecerse al pasar a otra dimensión.
Aunque la confirmación de que existen dimensiones extra tampoco sería una prueba definitiva de que la teoría de cuerdas es correcta. Sin embargo, el hallazgo daría el golpe de gracia al actual paradigma.
El modelo estándar falla cuando se trata de describir lo que pasa en el nivel de los quarks y gluones, que son la base de la materia según la cromodinámica cuántica, donde existe el modelo de cuerda cromodinámica, o de Lund, esencial para explicar las interacciones de gluones del modelo estándar. Pero no aporta nada a los intentos por unir la gravedad con el resto de fuerzas elementales.
La teoría de cuerdas, por su parte, ofrece métodos de cálculo que se ajustan mejor a ese ámbito de la realidad. Y, de hecho, se emplean en algunos experimentos del LHC. Y, aunque a día de hoy la teoría de cuerdas sólo se considera válida como método de cálculo, es posible que la superación de las contradicciones entre la Relatividad y la mecánica cuántica pase por trascenderlas en la visión de un universo como "sinfonía" donde cada vibración de cuerda origina un pedazo realidad.

Quién sabe, puede que la ciencia del futuro nos devuelva a la sabiduría de los antiguos, en una versión revisada de esa milenaria teoría que ha sido –¿y es?— la armonía de las esferas. 

diumenge, 11 de maig del 2014

Espectacular entrelazamiento cuántico entre fotones en tres lugares distintos


Un equipo de investigadores del IQC (Institute for Quantum Computing) en la universidad de Waterloo, Canadá, han demostrado la distribución de tres fotones entrelazados cuánticamente.

Antes de nada ¿qué es el entrelazamiento cuántico?
Einstein lo describía como "acción fantasmal a distancia". Es un fenómeno cuántico, en el cual los estados cuánticos (estado físico) de varios objetos se pueden describir mediante un estado único, aunque éstos se encuentren separados a una gran distancia. Esto conlleva a correlaciones entre las propiedades físicas, estas correlaciones hacen que las medidas realizadas sobre un sistema parezcan estar influyendo instantáneamente en otros sistemas enlazados con él.
Esta teoría es contraría al principio de realismo local, el cual dice que cada partícula debe tener un estado bien definido, sin que se tenga que hacer referencia a otros sistemas distantes.

Pero los físicos de la IQC han demostrado mediante la medición de estas correlaciones que, las particulas entrelazadas cuánticamente pueden influirse mutuamente en sus estados, aunque estén separadas por grandes distancias.
El experimento que realizaron se basaba en separar fotones entrelazados de una manera que una señal no coordinase el comportamiento de éstos, por lo tanto, mediante remolques que contenían todo tipo de material científico, midieron cómo se comportarían tales fotones. Esto demostró que las partículas seguían entrelazadas cuánticamente pese a estar separadas por varios metros de distancia.


Aquí os dejo indicado el link del artículo: http://noticiasdelaciencia.com/not/10136/espectacular_entrelazamiento_cuantico_entre_fotones_en_tres_lugares_distintos/  y para más información la página web de la universidad de Waterloo donde explica el experimento más detalladamente: https://uwaterloo.ca/news/news/experiment-opens-door-multi-party-quantum-communication

dimarts, 28 de maig del 2013

Increíble: Un joven autista de 14 años cursa un doctorado en física cuántica.


A los 11 años ingresó a la universidad, y ahora se desempeña como profesor adjunto. Expertos aseguran que su coeficiente es mayor al de Albert Einstein.                                                                          
    



Jacob Barnett es un joven que dejó de comunicarse verbalmente a los 2 años, cuando fue diagnosticado con autismo. Los expertos dijeron que tal vez nunca podría leer o atarse los zapatos. Pero actualmente, con 14 años, Barnett estudia un doctorado en física cuántica.
Tras años de terápia educacional, Jacob volvió a hablar, y cuando lo hizo, fue en cuatro idiomas, según dijo su madre Kristine Barnett en una entrevista con la BBC.
Desde pequeño, contó, "memorizaba cada calle de las ciudades donde íbamos de viaje y luego recreaba los planos en el suelo de nuestra casa con ladrillitos de juguete". Además, el niño podía dibujar patrones matemáticos en el suelo con una cuerda.
Superó la barrera del habla a los 4 años, y tal fue su habilidad para aprender que entró en la universidad de Indiana con apenas 11 años. Un año después ya recibía un sueldo como investigador de física cuántica y ayudaba a alumnos de la universidad en sus trabajos como profesor adjunto.
Fue justamente a los 12 años que desarrolló su teoría original sobre astrofísica, un logro al que muchos científicos adultos no llegan en toda su carrera.
Actualmente, también se lo puede ver "en acción" a través de Internet, resolviendo problemas de física y matemática en video (en inglés).

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=2DUerSdSgG0

¿El secreto de su educación? Según describió su madre, se centraron en los aspectos positivos de Jacob y le permitieron hacer lo que mejor sabía: llenar el suelo y las paredes de modelos matemáticos.
"Salimos un día a ver las estrellas. Nos tumbamos sobre el techo del auto, escuchando jazz, y pasamos un tiempo madre e hijo fabuloso. Meses después, fuimos a un planetario local y Jacob alzó la mano para responder a todas las preguntas que un profesor hacía a un grupo de alumnos. Eran conceptos complejos de física que un niño de 3 años y medio no alcanza a comprender", apuntó.
Cuando cumplió los 8 años, la obsesión por el Universo le había invadido hasta el punto que comenzó a ir a clases en la Universidad. Se sentaba en la última fila, en silencio, pero no podía evitar responder a todas las preguntas del profesor. Y no fallaba una, dijo a la BBC.
Los expertos consultados por la cadena aseguran que Jacob Barnett, tiene un coeficiente intelectual superior al de Albert Einstein y lo señalan como posible futuro ganador del premio Nobel por su teoría original sobre astrofísica.


Espero que os guste. Saludos bloggeros.

dilluns, 27 de maig del 2013

La mecánica cuántica y la posible explicación de fenómenos paranormales

Dada la extraña y difícil comprensión de la mecánica cuántica y las consecuencias que todo esto trae consigo es posible que fenómenos que en un pasado se presentaban como inexplicables hoy cobren un sentido  mas científico este es el caso de las ECM o experiencias  cercanas a la muerte:




El cardiólogo Pim Vam Lommel analiza y especula sobre este extraño fenómeno en su libro “Conciencia más allá de la vida”
La teoría de Kuhn sobre las revoluciones científicas contempla la aparición de las llamadas “anomalías científicas”. Así parece que habría que calificar hoy las llamadas "Experiencias Cercanas a la Muerte” (ECM), sobre las que se ocupa el cardiólogo holandés Pim Vam Lommel en su libro “Conciencia más allá de la vida”. Durante 25 años, Vam Lommel ha investigado este tipo de experiencias en pacientes recuperados tras un estado de muerte clínica, y a ellas trata el investigador de dar explicación desde la física cuántica. 
proof_of_life_after_death2Durante muchos siglos se pensó que sólo existían los objetos físicos que había descrito la mecánica clásica. Ese mundo clásico estaba regido por la diferenciación de los objetos, su ubicación delimitada en el espacio-tiempo, y el determinismo. 
Con el nacimiento de la mecánica cuántica se descubrió la existencia de una realidad profunda de la materia donde regían una serie de incuestionables fenómenos extraños. El mundo psíquico estaba lleno de fenómenos extraños. La conciencia animal y humana es sin duda un fenómeno real, pero extraño. 
Para los creyentes, la existencia de Dios como conciencia que llena el fondo del universo es también algo extraño. Existen evidencias de otros muchos otros fenómenos psíquicos extraños que no pueden negarse como tales, pero ante los que la ciencia puede callar (anomalías) o puede intentar emprender una explicación. Pueden aventurarse, como hace Pim Vam Lommel en su libro “Conciencia más allá de la vida” (Atlanta, 2012), explicaciones posibles, aunque arriesgadas, pero que, en el fondo, nos hacen caer en la cuenta del enorme misterio de la realidad que todavía está más allá de cuanto la ciencia puede decirnos. 
Pim Van Lommel ha estudiado las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) en la bibliografía actual (75 páginas de notas bibliográficas), en los estudios retrospectivos y en los estudios prospectivos iniciados a pie de cama con todo el protocolo científico. 
Reconoce que el título de ECM, que se le ha dado a estas experiencias, no es exacto, porque se presentan las mismas características en otras situaciones en que no se corre peligro, como en experiencias religiosas. 
Él mismo habla en algún momento de “experiencias extracorpóreas”, pero prefiere considerarlas “experiencia de Consciencia no local o infinita”, y las considera algo “bastante común”. Consciente de la novedad de su explicación reconoce: “No espero que las nuevas ideas encuentren aceptación inmediata, pero deben ser cuando menos examinadas más de cerca”. 
Datos experimentales de las ECM 
Algunos pacientes que han sido reanimados después de una muerte cerebral (muerte clínica y legal, encefalograma plano, sin actividad electromagnética ni riego sanguíneo durante más de diez minutos) han contado experiencias que responden a un patrón común, y que resultan inexplicables con el paradigma materialista. 
Estas experiencias narran visiones de cosas acaecidas durante su muerte clínica, incluso fuera de la habitación o del quirófano, y es imposible que el paciente pudiera haberlas percibido aun estando consciente. 
Un ciego de nacimiento tuvo una experiencia de visión de luces y de personas a las que reconoce. Una mujer conoce a su padre biológico del que nunca le habían hablado y ve allí a otra persona que había muerto mientras que ella estaba en coma. Otros no sólo tienen una instantánea panorámica de su vida sino que tienen una prognosis de su futuro, que luego se confirma. 
También se producen experiencias semejantes en estado normal. Es bastante común ver a personas que están a gran distancia, o ver a un familiar o amigo poco después de su muerte; sobre estos fenómenos existen datos estadísticos, denominados “experiencias perimorten o postmortem”. Una mujer vio con uniforme militar a un antiguo amigo sacerdote que le comunicó que había muerto. Después supo que murió como capellán militar. Este tipo de experiencias han sido recogidas por diversas culturas (capítulo V), aunque han sido desestimadas porque no pudieron ser registradas con nuestro aparato científico actual. 
Como consecuencia de una ECM, el autor señala una sensibilidad intuitiva agudizada, mayor capacidad de empatía, visión remota, genialidad, influjo de la mente sobre la materia (perturbación no local, psicoquinesia, teleportación), y sueños premonitorios. 
Explicación reduccionista del paradigma materialista 
La medicina actual mantiene que la Consciencia es una actividad del cerebro. Van Lommel se plantea cómo puede darse una Consciencia –incluso más lúcida que la Consciencia habitual- en una situación de total inactividad cerebral. Considera que las experiencias constatadas son inexplicables con el paradigma materialista, pero que la medicina actual lo acepta como un dogma inapelable. 
El autor dedica los capítulos centrales de su estudio a analizar el funcionamiento del cerebro y los protocolos seguidos en las investigaciones de las ECM. Rechaza, en base a experiencias comprobadas, la principal objeción que atribuye estas visiones a la falta de oxígeno en el cerebro. 
Tampoco se trata de meras alucinaciones, porque puede comprobarse su adecuación con la situación real que describen y porque provocan un cambio permanente en el sujeto en el sentido de empatía, comprensión y amor incondicional a los demás. Aumentan el sentimiento religioso (la espiritualidad) pero disminuyen el interés por la religión institucionalizada. A consecuencia de una ECM, algunos descubren que tienen poderes curativos. 
En el capítulo XI el autor enumera y expone ampliamente las diversas explicaciones de las ECM según los modelos materialistas o los modelos inmateriales. Constata que, aunque expertos en diversas especialidades de medicina o de física superan las explicaciones materialistas, “en el ambiente académico se considera que hay una explicación materialista para todo. Algunos científicos no creen en las preguntas sin respuestas”, y el autor termina definiendo su posición: “Yo me inclino firmemente por el panprotopsiquismo”.
Lo que nos aporta la física cuántica 
La explicación presentada por el autor se basa en los estudios cada vez más avanzados de la física cuántica. Nos resulta difícil cambiar la visión del mundo que nos ha inculcado la física clásica, según la cual la realidad percibida en el mundo físico equivale a la realidad objetiva, las cosas se mueven de maneras predecibles dentro de un espacio vacío, y la interacción entre ellas tiene que producirse por un contacto directo. 
Los principios de la física cuántica trastocan esta visión del mundo. La esencia de la física cuántica es el principio de incertidumbre. Predice posibilidades, no certezas. 
La teoría implica que todos los sistemas materiales (partículas subatómicas, electrones…) tienen entre sus propiedades dos características opuestas, pueden manifestarse como ondas o como partículas. Sucede algo semejante a la información emitida por la radio o la televisión. Los objetos no están aquí o allí, están como ondas en todo el espacio (no están en un sitio concreto) y sólo son localizados en un punto –y su función de onda se ‘colapsa’ en un estado de partícula– cuando el receptor, un observador (el cerebro), los hace presentes. 
Antes de ser observada, sólo podemos calcular la probabilidad de que la partícula se encuentre en un punto dado y no podemos saber dónde terminará en realidad (Principio de incertidumbre y ondas de probabilidad). La Consciencia determina de qué modo experimentamos la realidad. 
Si tomamos un átomo y lo dividimos en dos, cada parte será homóloga de la anterior y decimos que están “entrelazadas” porque en algún momento pasado han estado en contacto. Si separamos estas partes y actuamos sobre una de ellas, la otra responde instantáneamente de la misma manera. 
Por ejemplo si se cambia el sentido de giro de un electrón en una de las partes, cambia de la misma manera el sentido de giro del electrón de la otra parte. Cualquiera que sea la distancia a la que se separen, unos metros o cientos de kilómetros, se cumple el principio de no-localidad (no localización) o acción a distancia. 
También se han realizado experimentos aislando en jaulas de Faraday a dos personas, que han estado previamente vinculadas entre sí; al estimular aleatoriamente a uno de los sujetos aislados, se produjeron los mismos efectos en el otro. 
Se han documentado pruebas de la resistencia a ciertos antibióticos por parte de variedades de bacterias alojadas en animales que viven en estado salvaje en áreas extremadamente remotas, lo que descarta cualquier contacto con el antibiótico en cuestión. Lo único que podemos suponer es la transmisión de la información a través del espacio no local. 
Tenemos pruebas de comunicación instantánea y no local entre la conciencia de un sujeto y sus glóbulos blancos aislados en un medio de cultivo a una distancia considerable en jaula de Faraday (Experiencias de Backster). En algunos transplantes de corazón se ha comprobado que el sujeto receptor puede sentir retazos de sentimientos e ideas propias del donante, porque ese corazón tiene el ADN específico del donante (“memoria transplantada”). 
Más aún, se han realizado experimentos en los que un objeto, o un insecto vivo, encerrado en un recipiente de vidrio ha desaparecido sin romper el recipiente y ha sido “teletransportado” a otro lugar; es decir, su función de onda no se materializó ya (no se “colapsó”) en ese recipiente sino en otro lugar. Estos fenómenos constan en el informe de la Fuerza Aérea Norteamericana “Teleportation Physics Study”. Para todo esto es necesario un potente receptor-transmisor de esas ondas. 
Durante la guerra fría, la CIA financió una investigación sobre la “visión remota” para obtener datos sobre Rusia. Estas experiencias se han confirmado incluso en sujetos aislados en una jaula de Faraday o en un submarino a 170 metros de profundidad. El “Instituto para la Investigación de Anomalías de Ingeniería de Princeton” ha estimado que la posibilidad de que los resultados de la visión remota fueran mera coincidencia es de una entre mil millones. Algunas visiones han anticipado el descubrimiento de un anillo alrededor de Júpiter o han orientado posteriores descubrimientos arqueológicos. En esta línea habría que entender también la inspiración genial de los artistas y de los inventores. 
Aplicación de la física cuántica a la ECM. Explicación del autor 
¿Cómo se explica la consciencia durante una ECM? Para Vam Lommel la Consciencia no es producida por el cerebro. “La Consciencia no puede localizarse en ningún lugar, ni siquiera en el cerebro. Es no local (es decir, está en todas partes) en forma de ondas de probabilidad. Por esta razón no puede ser demostrada ni mensurada en el mundo físico”. 
El autor sostiene que nuestra Consciencia es una parte de la Consciencia universal no local; una parte en la que, como sucede en las holografías, se encuentra el todo. “Nuestro cerebro funciona como interfaz” entre nuestra Consciencia individual y la Consciencia universal no local; envía y recibe información. 
“La Consciencia en vigilia” funciona como corpúsculo de la Consciencia no local (que funciona como onda). En las ECM, cuando el cerebro queda inactivo, se desbloquea el interruptor de entrada y permite el paso de un estado superior de “Consciencia expandida, que atesora tanto información personal como universal”. El cerebro se comportaría como un receptor y como un transmisor de televisión; no produce la imagen sino que la recibe o la emite. 
“Cuando el cuerpo muere, la Consciencia no puede seguir comportándose como una partícula… por tanto existirá para siempre en forma de funciones de onda en el espacio no local”. 
Profundizando más, el autor se pregunta por el origen de esa Consciencia no local. “La esencia o fundamento de la Consciencia (protoConsciencia) probablemente descansa en el vacío o plenitud del universo, desde donde tiene una conexión no local con la Consciencia en el espacio no local (panprotopsiquismo)”. 
Y reseña tres modelos (complementarios) que se han propuesto para explicar el interfaz entre la Consciencia no local y el cerebro; él se decanta por la transferencia de información recíproca mediante la coherencia cuántica del espín con la posible intervención de los fotones virtuales. 
Avanzando un paso más en su explicación se pregunta: ¿cómo puede darse la continuidad de la interconexión de la Consciencia no local con un cuerpo continuamente cambiante? El problema se plantea porque cada dos semanas todas las moléculas y átomos de las células de nuestro cuerpo son reemplazadas. ¿Cómo podemos explicar la memoria a largo plazo? 
Para Vam Lommel, el ADN es el único elemento permanente de cada célula del cuerpo y debe desempeñar un rol esencial como interfaz para la continuidad de todas las funciones del cuerpo, así como para la interacción entre la Consciencia no local y el cuerpo; especialmente lo que se ha denominado como el ADN basura. También en la epigenética el principio básico es que la función del ADN viene determinada por información externa al propio ADN. 
Citando a diversos físicos cuánticos el autor considera que el desarrollo del ADN en los organismos es un proceso cuántico no local, no estadístico y, como tal, incognoscible; al contrario que los procesos mecánicos, estadísticos, predecibles. El ADN funcionaría como una “antena cuántica” para recibir la información almacenada en forma de funciones de onda en el espacio no local. 
Y pone el ejemplo de los enjambres de abejas, hormigas, termitas, que funcionan coordinados por la reina, aunque ésta se encuentre aislada de su colonia; pero si la reina muere lejos de su colonia sobreviene el caos y todos los trabajos se detienen. La reina coordina a distancia, de un modo no local, probablemente mediante su ADN. De acuerdo con esta teoría, el ADN no contiene material hereditario pero es capaz de recibir información hereditaria desde la Consciencia no local. 
Existe una Consciencia humana universal o colectiva que liga a cada ser humano con cuanto existe, ha existido o existirá y esto se produce por el ADN universal humano con código de acceso compartido (comparable al código de acceso internacional) diferente al de los animales o las plantas. La Consciencia humana compartida es similar al inconsciente colectivo de Jung. 
Resumiendo. La Consciencia individual (el sí-mismo) es parte de la Consciencia humana colectiva o universal que trasciende lo individual y conecta a cada individuo, más allá del espacio y del tiempo, con todo cuanto existe, ha existido y existirá (inconsciente colectivo). Esa Consciencia universal recibe diversos nombres como Consciencia no local, Consciencia transpersonal, Consciencia infinita, eterna, unitaria. 
“Este vacío absoluto (pleno cuántico), este espacio no local, podría constituir la base de la consciencia”. “Este espacio no local es mucho más que una descripción matemática: es un espacio metafísico en el que la conciencia puede ejercer su influjo”. “Hay quien no aprueba este punto de vista, pero sin duda merece la pena explorarlo con más detalle”. 
La investigación de la ECM no nos proporciona pruebas científicas de que, después de la muerte, pasemos a formar parte de la Consciencia infinita no local, pero sí ha demostrado que se puede experimentar la Consciencia independientemente del cuerpo, sin función cerebral. “Tenemos un cuerpo, pero somos Consciencia”.

Subida al Empíreo de El Bosco. Fuente: Wikimedia Commons.
Reflexión filosófico-teológica 
Esta obra de Vam Lommel puede estimular una reflexión filosófica y teológica ya que, como decía Max Born, “La física teórica es en realidad filosofía”. La física cuántica tiene un precedente filosófico en el noumenon de Kant. La Consciencia infinita de Vam Lommel hace pensar en las ideas platónicas, expresadas en el mito de la caverna. 
¿En qué consiste la realidad? Van Lommel nos dice que la realidad está en la ondas de la Consciencia no local o, quizá, más allá en la protoConsciencia, el vacío absoluto o plenitud, agujero negro de la energía, del que proceden las ondas de la Consciencia no local que capta nuestro cerebro. Esta explicación viene a coincidir con la intuición que había sido desarrollada de algún modo, desde hace milenios, por la filosofía oriental, los chamanes y la mística cristiana.
¿En qué consiste nuestra orgullosa individualidad? Si nuestra Consciencia se basa en la Consciencia no local, sin ella, ¿se perdería nuestra memoria? ¿Se perdería la coordinación y la directriz en el desarrollo de nuestras células que se renuevan continuamente? El yo, ¿puede aislarse del nosotros o del universo? ¿Quién soy yo? Ya Angelus Silesius en el siglo XVII había reconocido que “no sé quién soy. No soy lo que sé”. 
La ciencia, tras largo y laborioso trabajo de análisis, está llegando a lo que había percibido la intuición filosófica –la intuición artística o la religiosa- y que había expresado mediante los mitos. 
También la teología cristiana quedó encapsulada desde el principio en la racionalidad griega y se ha replegado después a la defensiva, temerosa del racionalismo científico de la Ilustración. Ambos nos han aportado mucho, pero vamos “Hacia un tiempo de síntesis” (Javier Melloni) de la cultura oriental y occidental. Quizás ahora la teología encuentre en la física cuántica una comprensión realista de “el cuerpo místico” y vuelva al mensaje del evangelio que, antes que “logos”, es “vida”. 
Quizás las curaciones que realizaba Jesús fueran el efecto de su potente interfaz emocional que le conectaba con la Consciencia infinita. Quizás la fe profunda –así como el “go for it” de la “Programación Neurolingüística”– pueda mover montañas. Quizás la resurrección de Jesús –y la nuestra– sea la permanencia en la Consciencia no local. Quizás el intenso amor de María Magdalena potenció su interfaz para sentir la presencia del resucitado. Quizás el vacío absoluto –campo unificado, campo punto cero, éter, Consciencia cósmica– coincida con la plenitud de la energía, con la matriz divina, con la “dynamis tou Theou” (la energía de Dios), con el Espíritu Santo, con el inabarcable Dios. 
Espero que os resulte interesante

dissabte, 4 de maig del 2013

El gato de Schrödinger


Ahora que estamos empezando el tema de Mecánica Cuántica, me ha parecido interesante mostrar este experimento un tanto paradójico, espero que se pueda entender bien, también muestro un vídeo donde lo explica.

Cuando se habla de el "gato de Schrödinger" se está haciendo referencia a una paradoja que surge de un célebre experimento imaginario propuesto por Erwin Schrödinger en el año 1937 para ilustrar las diferencias entre interacción y medida en el campo de la mecánica cuántica.
El experimento mental consiste en imaginar a un gato metido dentro de una caja que también contiene un curioso y peligroso dispositivo. Este dispositivo está formado por una ampolla de vidrio que contiene un veneno muy volátil y por un martillo sujeto sobre la ampolla de forma que si cae sobre ella la rompe y se escapa el veneno con lo que el gato moriría. El martillo está conectado a un mecanismo detector de partículas alfa; si llega una partícula alfa el martillo cae rompiendo la ampolla con lo que el gato muere, por el contrario, si no llega no ocurre nada y el gato continua vivo.
Cuando todo el dispositivo está preparado, se realiza el experimento. Al lado del detector se sitúa un átomo radiactivo con unas determinadas características: tiene un 50% de probabilidades de emitir una partícula alfa en una hora. Evidentemente, al cabo de una hora habrá ocurrido uno de los dos sucesos posibles: el átomo ha emitido una partícula alfa o no la ha emitido (la probabilidad de que ocurra una cosa o la otra es la misma).
 Como resultado de la interacción, en el interior de la caja, el gato está vivo o está muerto. Pero no podemos saberlo si no la abrimos para comprobarlo.
gato.GIF (4621 bytes)
Si lo que ocurre en el interior de la caja lo intentamos describir aplicando las leyes de la mecánica cuántica, llegamos a una conclusión muy extraña. El gato vendrá descrito por una función de onda extremadamente compleja resultado de la superposición de dos estados combinados al cincuenta por ciento: "gato vivo" y "gato muerto". Es decir, aplicando el formalismo cuántico, el gato estaría a la vez vivo y muerto; se trataría de dos estados indistinguibles.
La única forma de averiguar qué ha ocurrido con el gato es realizar una medida: abrir la caja y mirar dentro. En unos casos nos encontraremos al gato vivo y en otros muerto. Pero, ¿qué ha ocurrido? Al realizar la medida, el observador interactúa con el sistema y lo altera, rompe la superposición de estados y el sistema se decanta por uno de sus dos estados posibles.
El sentido común nos indica que el gato no puede estar vivo y muerto a la vez. Pero la mecánica cuántica dice que mientras nadie mire en el interior de la caja el gato se encuentra en una superposición de los dos estados: vivo y muerto.
Esta superposición de estados es una consecuencia de la naturaleza ondulatoria de la materia y su aplicación a la descripción mecanocuántica de los sistemas físicos, lo que permite explicar el comportamiento de las partículas elementales y de los átomos. La aplicación a sistemas macroscópicos como el gato o, incluso, si así se prefiere, cualquier profesor de física, nos llevaría a la paradoja que nos propone Schrödinger.
En algunos libros modernos de física, para colaborar en la lucha por los derechos de los animales, en el dispositivo experimental (por supuesto, hipotético) se sustituye la ampolla de veneno por una botella de leche que al volcarse o romperse permite que el gato pueda beber. Los dos estados posibles ahora son: "gato bien alimentado" o "gato hambriento". Lo que también tiene su punto de crueldad.



Fuentes:

divendres, 3 de maig del 2013

Dualidad partícula/onda. Stephen Hawking - El Gran Diseño - Capítulo 4 Historias alternativas

Os traigo un capítulo de El Gran Diseño (fotografiado, ya que no lo he podido escanear) sobre la dualidad de partícula-onda, en el que se realiza un experimento con fullerenos, lanzándolos contra barrera de dos rendijas, primero abriendo una, luego otro y por último las dos a la vez, obteniendo resultados inesperados en el cual nos explica el porque y hasta nos hace cambiar nuestro concepto de "pasado", llegando a la conclusión de que, según la física cuántica, el universo no tiene un solo pasado o historia única