dilluns, 25 de novembre del 2019


La transformación de la alquimia en química hizo que el concepto de átomo mostrara su potencial aunque todos, incluidos los químicos, dudaban de su existencia. Fue Einstein, en uno de sus cuatro gloriosos artículos de 1905, quien demostró que los átomos existían, pues no otros entes podían impulsar el misterioso movimiento caótico de pequeñas partículas de polen inmersas en agua. Existían los átomos, sí, pero se preguntaron ¿como era?
Rutherford demostró que los átomos tenían un minúsculo núcleo en torno al cual debían girar los electrones. Las proporciones eran pasmosas: si un átomo tuviera el porte de una catedral, su núcleo tendría el tamaño de una mosca en el centro. Y con toda la masa concentrada en él, porque los electrones son muy livianos. El alborozo que producía la idea de átomos como pequeñísimos sistemas solares duró muy poco, porque aquello era tan inestable que, simplemente, el mundo material no podía existir.
Enlace: https://elpais.com/sociedad/2013/11/07/actualidad/1383849890_518587.html

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